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Foto del escritorIsrael Lira

Libertarismo y Escuela Austriaca: relación y análisis crítico



Mucho se relaciona al libertarismo con la escuela austriaca de economía. Es cierto (nos dice Radzicki 2003: 145; Blumenthal 2007: 35) que, las características políticas a menudo sitúan a la escuela austriaca cerca del liberalismo y el libertarismo (con mayor énfasis en este último) y, como consecuencia, generalmente se considera una perspectiva hostil hacia el Estado. Sin embargo, es necesario precisar que libertarismo y escuela austriaca son dos campos de pensamiento que tienen matices, si bien hay puntos secantes, es decir, estromas comunes, puntos de convergencia, entre ambos campos, su orientación y metodología es particularizada, lo cual no exime su estrecha vinculación, que deriva a su vez en que muchos economistas austriacos en su gran mayoría tiendan a ser libertarios en lo político (Instituto Mises, 26.10.2019), debido a un apoyo de los presupuestos teorético económicos de la escuela austriaca por parte del ideario liberal libertario (y viceversa). Previo a resumir cuales son estos puntos secantes, es preciso señalar de manera muy sucinta los aspectos centrales del liberalismo económico, a saber:


«1. La libre interacción de la oferta y la demanda equilibran la producción y el consumo; 2. Las intervenciones del Estado rompen el equilibrio natural de la oferta y demanda generando ineficiencia; 3. El rol del Estado debería limitarse a garantizar el cumplimiento de los acuerdos y contratos establecidos libremente por las personas y empresas. Esta idea se asocia al concepto de “Laissez Faire, laissez passer” en donde el Estado debe limitarse a “dejar hacer, dejar pasar”; 4. Cada individuo tiene la responsabilidad de ahorrar para educar a sus hijos, pagar su salud y mantenerse durante su vejez; 5. El ahorro y la acumulación de capital es el factor que impulsa el desarrollo económico; 6. Los individuos deben buscar su beneficio personal, y de esta forma impulsarán el bienestar social» (Roldán, 2017).

Visto los principales puntos del ideario liberal clásico, que con los matices del caso es compartido en mayor o menor medida (variando ello en función a la revaluación que cada vertiente hace del liberalismo primigenio) por las demás vertientes liberales (socioliberalismo, neoliberalismo, liberalismo conservador, liberalismo progresista), pasamos a la revisión de los puntos secantes precisando que, en el caso del libertarismo –cuyos puntos principales son: el principio de no agresión, la defensa irrestricta de la propiedad privada bajo la egida de la teoría de la propiedad-trabajo, la crítica al estatismo, la crítica a los impuestos y la ética individualista con apoyo en el egoísmo racional–, este –el libertarismo– refrenda casi en su totalidad los puntos neurálgicos del ideario clásico revaluándolos a una forma más extremada inclusive, con la particularidad de que su exaltación del individualismo y el egoísmo como única conducta racional, la crítica al Estado y a toda forma de intervención estatal (por basarse en la coerción y la tributación) es más radical que en el liberalismo clásico (en este sentido, podría decirse que, la diferencia entre liberalismo clásico y libertarismo –dejando de lado también los matices entre libertarismos– se encuentra en el principio pivote sobre el que se estructuran ambas posturas, mientras que en el primero –el liberalismo clásico– es la libertad, en el segundo –en el libertarismo– es la propiedad), siendo este su sello característico, y la razón por la cual los libertarios consideran que el libertarismo no es otra cosa que, un nuevo liberalismo clásico o liberalismo real (Instituto Mises, 09.12.2019). Dicho esto, los puntos secantes serían los siguientes:


1. Por el hecho fáctico de favorecer a la economía de mercado, hay una complementariedad entre las teorías económicas de la escuela austriaca y varios principios del liberalismo y una reafirmación casi plena del libertarismo, ello como principio general (principio débil, por el hecho de que se puede estar a favor de la economía de mercado sin la necesidad de ser liberal o libertario, como en el caso de los llamados socialistas de mercado):


«La producción masiva no sólo procura casa, comida y ropa a los más humildes, sino que también atiende a otras muchas necesidades populares. La prensa y el cine gratifican a muchos; el teatro y otras manifestaciones artísticas, antes sólo de minorías, se han transformado en espectáculos de masas» (Mises, Introducción al Liberalismo, 1927).

Principio débil en tanto que, la economía de mercado y el capitalismo (con los matices correspondientes) ya no son más conceptos análogos y ya no son más conceptos exclusivos del liberalismo económico, bajo las experiencias de las economías de mercado no capitalistas como China, Vietnam y Laos, y las economías de mercado capitalistas dirigistas como Rusia, Japón, Singapur, Corea del Sur (Ver: Zalduendo, 1995). Estas en claro contraste con las ya conocidas economías de mercado capitalistas liberales (Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Unión Europea). Para más sobre esta clasificación contemporánea de las economías ver nuestro ensayo breve intitulado Economía de Mercado, Libre Mercado y Capitalismo (24.05.2021).


2. Como principios específicos (fuertes), están, la identidad entre estos idearios (de la economía austriaca respecto del liberalismo y el libertarismo) en torno a:


2.1. La negativa a la posibilidad de una planificación económica nacional en economías socialistas en torno a los planteamientos de Hayek y Mises al respecto, cuyas propuestas se revitalizaron como consecuencia de la caída del muro de Berlín y con la subsiguiente desintegración de la URSS. (Como nota es de precisar que dichos planteamientos han vuelto a considerarse desfasados por la praxis que naciones como China, Vietnam y Laos están brindado en torno a sus modelos de economías socialistas de mercado; Ver: Jabbour, 2021).


2.2. La relación entre ciclos económicos (auge-declive) y la actuación del gobierno postulada también por Hayek y Mises, en donde se parte de la premisa que es la expansión del crédito como consecuencia de la intervención estatal (por lo general a través del Banco Central) la razón por la cual los mercados no tienen un buen funcionamiento y se encuentren en esa ola constante de boom y depresión (es de mencionar también que estas consideraciones recibieron una dura crítica por parte de la escuela neoclásicaMilton Friedman, Gordon Tullock–, el neokeynesianismoPaul Krugman– e inclusive por algunos economistas austriacos disidentes –Bryan Caplan–, que en postura de muchos terminaron por rebatirla en sus presupuestos más neurálgicos; aunque el debate académico al respecto aún sigue vigente y hay posturas encontradas en torno a ello; Ver: Lucas Fávaro, 21.11.2020; asimismo dentro del enfoque panegirista austriaco respecto de la validez de la teoría austriaca del crecimiento económico (TACE) tenemos a Juan Ramon Rallo que en un artículo del 18.05.2013 señalaba que la refutación empírica de Friedman a la TACE era una leyenda urbana en tanto que «Friedman en ningún momento estudió la correlación entre reducciones de los tipos de interés y crisis económicas…». Sobre ello, no entendemos porque Rallo se vería obligado a mentir tan flagrantemente sobre un aspecto que el propio Friedman precisa textualmente en su trabajo y citamos: «…short period fluctuations in the quantity of money played an important role in business cycles and might be the major explanation of them…. (…) I collected data on the quantity of money, income, prices, indexes of industrial production, interest rates, and the like. There is no doubt that sufficient data are available to make comparative studies feasible» Es decir, Friedman si tuvo en consideración para su estudio la correlación entre reducciones de los tipos de interés. Por otro lado, Rallo menciona a manera de pregunta: «Pero ¿realmente la teoría austriaca es incompatible con las observaciones empíricas que realiza Friedman? Me temo que, para desgracia de quienes se escudan en el de Chicago, no». Sin embargo, sigue siendo el mismo Friedman el que deja en claro que sí, de que hay una incompatibilidad insalvable y citamos: «…there appears to be no systematic connection between the size of an expansion and of the succeeding contraction…(…) For one thing, it would cast grave doubt on those theories that see as the source of a deep depression the excesses of the prior expansion (the Mises cycle theory is a clear example)»).


2.3. El análisis del mercado como un proceso con exclusión de movimientos intervencionistas y socialistas y la justificación de las desigualdades sociales inherentes a la economía de mercado capitalista liberal. Al respecto, el propio Mises señala lo siguiente:


«El proceso selectivo del mercado es activado por el esfuerzo compuesto de todos los miembros de la economía de mercado.... El resultado de estos esfuerzos no es sólo la estructura de precios, sino también la estructura social, la asignación de tareas definidas a los distintos individuos. El mercado hace a la gente rica o pobre, determina quién dirigirá las grandes plantas y quién fregará los pisos, fija cuántas personas trabajarán en las minas de cobre y cuántas en las orquestas sinfónicas. Ninguna de estas decisiones se toma de una vez por todas; son revocables todos los días» (1949:308).

Es de precisar también que dicha postura ha sido materia de una amplia crítica, rebatiéndola en su totalidad, a partir de los trabajos de Samuel Bowles, Steven N. Durlauf y Karla Hoff (2006), y principalmente de Joseph E. Stiglitz (2012), en torno a la trampa de la pobreza y al carácter profundamente negativo de la desigualdad en la economía.


Por otro lado, y respecto a la visión radical del libertarismo de que ninguna intervención estatal puede justificarse sobre la base de la mejora de la eficiencia, que tiene como base la teoría austriaca de la eficiencia (Instituto Mises, 11.09.2019), tenemos que, contrario a ello, lo empíricamente contrastado está en afirmar que conjugar una economía de mercado con una sana planificación gubernamental y una responsable intervención del Estado, es la receta de muchas potencias emergentes (Rusia, China, Singapur, Corea del Sur, Vietnam, Japón, etc.) que lideran la economía mundial. En ese sentido, por citar uno de los ejemplos concretos. El crecimiento y desarrollo económico del Japón, rebate toda la demagogia anti-estatista del libertarismo:


«El MITI definió la estructura económica japonesa como un sistema de economía de mercado orientado por un Plan” (…) La acción del MITI que como agencia piloto utilizó muchas formas indirectas de intervención en el sector industrial en el periodo de oro de 1952 a 1961» (Zalduendo, 1995).

2.4. El valor de las mercancías en función de su utilidad y escasez subjetiva, que es aun hoy el sello de la escuela austriaca y de la mayoría de sus fundadores, desde Wieser, Menger, Bohm-Bawerk, pasando por Hayek que al respecto señalaría:


«Fue esta extensión, de la derivación del valor de un bien a partir de su utilidad, del caso de determinadas cantidades de bienes de consumo al caso general de todos los bienes, incluyendo los factores de producción, lo que fue el principal logro de Menger» (1973: 7).

Contrastando lo mencionado con la realidad actual, (y a pesar de que los economistas austriacos y sus epígonos libertarios sigan con una postura hostil a la teoría del valor trabajo) contemporáneamente aquella disrupción insalvable entre la teoría del valor subjetivo y la teoría del valor objetivo o del trabajo, ya no lo es más producto de la misma praxis de las economías socialistas de mercado que han demostrado que ambas teorías no son disyuntas sino que al contrario se complementan muy bien (en el sentido que el valor objetivo es la regla general en el proceso de producción de mercancías y que determina su precio cuando entran al mercado, mientras que el valor subjetivo son las excepcionalidades y las particularidades específicas del dinamismo cuando ya las mercancías circulan efectivamente en el mercado –p.ej. oscilación entre oferta y demanda, regateo de compradores y vendedores, lucha y conciliación de clases, etc),y por los postulados de pensadores contemporáneos como la visión del economista mexicano Julio Gómez Padilla (1963) que nos precisa lo siguiente:


«Por no haber visto claro en todo esto, a nuestro juicio, por haber querido fundar sus concepciones en la idea inmediata, pero vulgar del valor, en vez de hacerlo sobre la categoría científica, sobre los nexos reales, la escuela psicologista sufre hoy decadencia y fracaso. Si hubiese analizado más profundamente los hechos objetivos, sin prejuicios, abandonando sus ociosos malabares matemáticos, abstractos y abstrusos, tendientes a explicar la conducta de un consumidor ilusorio, inexistente, habría podido establecer el vínculo entre la teoría objetiva del valor y sus concepciones subjetivistas y, por lo mismo, habría hecho un importante aporte al desarrollo de la micro y macroeconomias. En una palabra, habría podido salvar una parte capital de su teoría, como complemento marginal de la teoría objetiva del valor-trabajo, despreocupada a menudo de las condiciones subjetivas de los mercados, pero fundamental y verdadera, comprobada históricamente» (382-383).

En ese mismo sentido César Sánchezc y Everlam Elias Montibeler (2014) en su trabajo de comprobaciones econométricas «Teoría del Valor Trabajo y los Precios en China» han concluido lo siguiente:


«Dada la investigación empírica de los últimos años podemos hacer comparaciones internacionales de las distancias entre estos tipos de precios. Para ello hemos utilizado los datos de Grecia (T&M, 2002) y de Estados Unidos (Ochoa, 1989) para el mismo año de 1970; éstos datos se comparan con nuestros resultados de 2002. Puede observarse de forma general que aunque existe un desfase temporal entre los países comparados, las desviaciones para los índices utilizados aquí no superan el 26%, es decir, que en general la teoría de los precios marxista: valores → precios directos → precios de producción → precios de mercado, es un esquema válido para explicar el sistema de precios en las economías modernas» (2014: 339).

Sin perjuicio de haber brindado luces sobre la vigencia de algunos fundamentos de la escuela austriaca, también ha quedado plenamente demostrada la estrecha relación entre las teorías económicas de una escuela y su praxis política a nivel ideológico, es decir, entre los postulados económicos de la escuela austriaca y su defensa política a través de varios postulados del ideario liberal y de su acérrima adscripción al libertario. Como colofón es de precisar que a la identidad plena entre escuela austriaca y libertarismo se le conoce como austrolibertarismo, ya que es cierto que existen libertarios que usan otros enfoques de análisis económico como el neoclásico o el institucional.

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