Nuestra democracia liberal, al día de hoy, sufre una de sus más fuertes polarizaciones políticas, ello ad portas de la realización de las elecciones congresales y presidenciales del presente año, y de las diversas propuestas que derivan de ciertos factores o circunstancias que se configuran en hechos sintomáticos de la dinámica socio-política actual. Tales circunstancias pueden ser divididas, a grandes rasgos, en tres:
§ El factor económico: Las bases de nuestra estructura económica –la cual puede calificarse de neoliberal, ello en virtud del hecho de la mínima potestad que el Estado ejerce sobre ella y de los inmensos privilegios que el gran empresariado ostenta– han sido terriblemente sacudidas por la pandemia del COVID-19, la cual ha puesto y acelerado hasta cierto punto las contradicciones sociales existentes. Esta situación es en extremo relevante pues de ella fluyen prácticamente las principales problemáticas del escenario presente, enfrentando a las grandes masas desfavorecidas y descapitalizadas –y cuyo sustento depende del trabajo del día a día (el cual ha sido deteriorado por las medidas de aislamiento como la cuarentena e inmovilización social)– y una minoría que tiene todas las ventajas para recuperar rápidamente su capital. Esta división puede reflejarse casi totalmente en la dicotomía derecha-izquierda, que por lo general se entiende que agrupa a dos tipos de comunidades políticas. La primera caracterizada en abogar por el mantenimiento del modelo, y la segunda en el cambio de las estructuras que subyacen a ese modelo cuya principal singularidad se reconoce en una desvergonzada desigualdad.
§ El factor cultural o idiosincrático: La difusión de ideas cosmopolitas –cuya mayoría son de índole anticientífico– en Latinoamérica ha originado configuraciones bastante interesantes y dignas de estudios. Hablaremos específicamente de su encuentro con sociedades con un ethos en donde hay constantes fricciones entre las tradiciones remanentes del pensamiento ancestral y una modernidad en desarrollo, puesto que aquí postulados como la interseccionalidad y el relativismo han chocado con un notorio bloque poblacional que no quiere implementar sus recetas, bien calificadas de posmodernas, en sus respectivos países. En el Perú, estas ideas han sido recogidas por los sectores más occidentalizados (y hasta cierto punto alienados) de nuestra sociedad, como son los estudiantes costeños y la intelectualidad educada en el exterior. Debido a la hegemonía que tiene la facción de Verónika Mendoza en la opción electoral de izquierda, una gran parte de los proponentes del cosmopolitismo se han pasado a estas filas, lo cual ha sido aprovechado a su vez por la derecha para agrupar en su núcleo a las gentes que se oponen a estos planteamientos, desviando la atención de alguna manera del quid del asunto (la cuestión económica).
§ El factor empresarial: La composición del estrato social perteneciente a nuestras élites económicas, normalmente unida y en cierta medida cohesionada, siempre se ha distinguido por su interés en mantener el statu quo en todos los aspectos. Actualmente, esta oportunidad se presenta disgregada y con ciertas discrepancias, ello debido al (i) fracaso en la institución de un gobierno derechista estable –véase la caída de la gestión Kuzckinsky–, (ii) la asunción de una fuerza, no necesariamente izquierdista, dispuesta a oponerse a varios de sus intereses vitales –véase la gestión Vizcarra– y (iii) el accidentado trayecto que se tuvo que recorrer para traerse abajo a esta, ha generado un clima de desconfianza y egoísmo entre nuestros empresarios, quienes ya no se fían de las decisiones conjuntas que podían tomar en su órgano principal que es la CONFIEP, decidiéndose algunos en encabezar propuestas un tanto más independientes y con características secundarias bastante peculiares que pueden devenir en una estética y aparente revitalización o, si se quiere, “renovación” en las derechas. En esto se basa la aparición de alternativas como López Aliaga y Hernando de Soto, cuyas candidaturas más parecen recaer en impulsos monetarios personales o más individualizados que la otrora proposición fujimorista de las dos últimas elecciones que pareció más unificadora de criterios.
Fuente: ROSARIO SÁNCHEZ, José Carlos. «Columna de Opinión No. 01 del 17.03.2021». Diario La Verdad. Lima, Perú.
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