Durante las postrimerías de la época feudal, sucedía que la ciudadanía ilustrada –la burguesía y grupos nobiliarios radicales– estaba en extremo descontenta con el sistema económico imperante, por lo que idearon diversas maneras para que sus ideas de cambio pudieran ser escuchadas por todos los sectores sociales. Debido a que existía una contradicción entre los terratenientes y los habitantes de los burgos causada por el hecho de que estos segundos querían la extinción del poder agrario de los primeros y el cese del absolutismo despótico en la forma del Estado Absoluto; el gobierno buscó limitar ampliamente la capacidad de difusión escrita, algo que enojó bastante a los empresarios y los hizo levantar la bandera de «libertad de prensa».
Al darse las revoluciones liberales alrededor del mundo y ascender la burguesía a estamento hegemónico de la civilización, los originalmente satanizados medios de comunicación empezaron a volverse parte de la vida cotidiana de la sociedad –ya que eran los que daban las noticias más importantes del día a día– con ello tornándose a su vez en negocios altamente rentables. Es justamente en este aspecto económico en el que se debe poner mayor énfasis porque es aquí donde se puede observar la verdadera intencionalidad en la divulgación de la información. Una empresa, por principio, solamente realiza acciones que le resulten beneficiosas ya que tiene por finalidad el rendir réditos para sus respectivos propietarios. Sería bastante contraproducente que un medio de comunicación publique datos que vayan en contra del provecho del modelo asociativo empresarial; es por tal motivo que la gran prensa, justificando cualquier decisión concerniente a su línea editorial, invoca la libertad de empresa, no la libertad de prensa porque esta solamente es mencionada cuando se critica el enfoque o el porqué de una publicación.
En el Perú actual, lamentablemente, ocurre la dinámica anteriormente escrita, y hasta con ciertas prácticas inclusive más negativas. Los grandes medios de comunicación tienen las características perjudiciales de estar altamente centralizadas en la capital Lima y cuyos propietarios tienen intereses bastante íntimos dentro de la esfera comunitaria peruana –los aspectos políticos y crematísticos–, los cuales muy bien pueden evidenciarse en el contexto electoral presente, en donde observamos como al candidato de las izquierdas, un profesor de escuela, el cual propone ciertas cosas que le resultan incómodas a los grupos de poder, se le ataca y bombardea inmisericordemente mediante titulares poco honestos y notas periodísticas que resaltan declaraciones fuera de contexto; y a la candidata de derechas, una mujer acusada de diversos crímenes muy graves que levanta la bandera del statu quo, se le es suave y se le da más cobertura positiva que a su contrincante.
En esta situación, es totalmente claro que las grandes rotativas no están utilizando sus mecanismos de difusión correctamente, siendo en vez manejadas como armas dirigidas hacia la defensa de los grupos de poder de turno, los cuales es totalmente necesario recalcar que la gran mayoría de ocasiones no representan los anhelos de la población en su conjunto. Afortunadamente, existen espacios mucho más reducidos y con menor alcance, que es la prensa regional y local, que tienen muchísima menos malicia que los habidos a nivel supranacional y que por lo tanto permiten un manejo más transparente y neutral en la difusión de la información. Independientemente de quien asuma el siguiente gobierno, es totalmente necesario implementar políticas de descentralización y desconcentración en la prensa para que los medios noticiosos puedan estar realmente al alcance de todos y permitir una pluralidad de opiniones en el enfoque de los acontecimientos.
Fuente: ROSARIO SÁNCHEZ, José Carlos. «Columna de Opinión No. 08 del 26.05.2021». Diario La Verdad. Lima, Perú.
Comments