Extracto de Le Siècle de 1914: Utopies, guerres et Révolutions en Europe au XXe siècle (Paris: Pygmalion, 2006).
El historiador estadounidense George Mosse señaló el carácter engañoso de la teoría del totalitarismo: este “mira al mundo exclusivamente desde un punto de vista liberal”. En otras palabras, el totalitarismo es un concepto elaborado por el pensamiento liberal con el fin de presentarse a sí mismo bajo una luz favorable, contrastándose así de sus diferentes enemigos a los cuales confunde en una sola categoría profana de acuerdo a la oposición binaria de “nosotros y ellos”.
La teoría del totalitarismo revela el carácter intensamente ideológico del liberalismo. Generaliza y reduce realidades muy diferentes a una sola categoría, ocultando todo lo que distingue entre sí a los diferentes sistemas anti-liberales. ¿Cómo se puede comparar el sistema comunista igualitarista, internacionalista, responsable de millones de muertes antes de la guerra, con el fascismo italiano (1) elitista y nacionalista al que sólo unas diez ejecuciones le pueden ser atribuidas durante el mismo período? Esta inmensa diferencia cuantitativa corresponde a diferencias cualitativas esenciales. Lo que el liberalismo se refiere con el término general “totalitarismo” incluye distintas realidades que sólo tienen apariencias superficiales en común (“el Estado de partido único”). La teoría liberal del totalitarismo utiliza un mosaico ideológico para justificarse negativamente, afirmando su superioridad “moral”. Es una especie de prestidigitación ideológica de mano que carece de valor científico.
En una entrevista sobre este tema (2), Emilio Gentile – habiéndose definido como “un liberal crítico de la interpretación histórica liberal del totalitarismo” – reconoce que esta interpretación implica tres graves errores:“En primer lugar, asimila dos cosas muy diferentes entre sí, fascismo y bolchevismo. Además, considera la racionalidad como un atributo exclusivo del liberalismo, negando cualquier forma de racionalidad a los tres experimentos anti-liberales. Por último, el tercer error consiste en la transformación de similitudes aparentes en similitudes esenciales. En otras palabras, se podría considerar al fascismo, bolchevismo y nazismo como tres árboles diferentes con ciertas similitudes, mientras que la teoría liberal quiere convertirlos en un solo árbol con tres ramas”. Esto equivale a afirmar que el uso de la palabra “totalitarismo” como un término universal genérico es científicamente abusivo. Tan pronto como el concepto abarca indistintamente todo lo que se opone al liberalismo, sólo prestando atención a este criterio negativo, se vacía de significado. Actualmente se puede aplicar a cualquier cosa: el islamismo, diversas tiranías exóticas, ¿y por qué no a la Iglesia Católica? Este dispositivo polémico es tan reductor como el utilizado por los comunistas cuando ellos reducen todo lo que se les opone con “capitalismo” o “imperialismo”.
Dominique Venner (1935-2013), historiador, periodista y ensayista francés. Editor de la revista La Nouvelle Revue d´Historie. Fundador junto con Alain de Benoist del Groupement de recherche et d´etudes pour la civilisation européenne.
Notas (1)Ya hemos señalado que más allá de algunas acciones poco comunes que pueden atribuirse a los servicios secretos italianos, el asesinato de Matteotti y la violencia en las calles después de la guerra civil de los años veinte, y excluyendo también la guerra y colonizaciones, sólo hubo nueve ejecuciones políticas en la Italia fascista de 1923-1940 (y otros diecisiete a partir de entonces hasta 1943). Cf. el historiador estadounidense SG Payne (Franco José Antonio: El extraño Caso del fascismo español [de Barcelona: Planeta, 1997], p 32.). (2)Una conversación entre Emilio Gentile y Dominique Venner en La Nouvelle Revue d’Histoire, No. 16, enero-febrero de 2005, pp. 23-26. Sobre el mismo tema, también me refiero al lector a mi entrevista con Ernst Nolte, elementos, no. 98, mayo de 2000, pp. 18-21.
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