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Foto del escritorPedro Carlos Vargas

La Mujer en Lima Prehispánica: durante los Desarrollos Regionales (0 – 650 dne)

Actualizado: 21 jun 2022



Introducción

Nuestro pasado prehispánico es un gran espejo donde podemos vernos reflejados en muchos aspectos como sociedad, muchas veces cada acierto de los peruanos lo achacamos a una supuesta herencia de nuestros antepasados indígenas; si somos laboriosos es por ellos, si construimos algo es por la tradición de construir cosas monumentales que hubo en el pasado y así. Sin embargo, también pretendemos reflejar en el pasado modas, ideas y situaciones del presente, tratando así de hallar una respuesta mágica a nuestros problemas de hoy.

Algo que debemos tener presente sobre nuestro pasado es que los hechos que ocurrieron, se produjeron de manera independiente de lo que nos hubiera gustado que fueran. Para realizar aproximaciones y estar más cerca de la realidad de tiempos pasados, tenemos ciencias como la arqueología y la historia; éstas tienen sus ventajas y desventajas, y también podemos servirnos de varias otras disciplinas y técnicas que nos permiten aproximarnos más a la verdad. Con la arqueología rescatamos e interpretamos restos materiales de las sociedades humanas, esta evidencia constituye una fuente directa de aproximación al pasado: no podemos negar lo que hallamos, pero al momento de interpretar pueden darse diversas ideas, pero hay cierto nivel de objetividad al que no se puede refutar y es lo que mandan los hechos. En el caso de la historia y sus rigurosos análisis de documentos podemos tener datos exactos sobre hechos pero también la posibilidad de mentiras, intencionadas o no, de hechos pasados. En ambos casos podemos decir que estas disciplinas se complementan, a la vez que por medio de la etnohistoria, etnografía, antropología, biología, etc. se puede llegar a niveles de conocimiento muy aceptables.

¿Porqué damos esta larga perorata acerca de la fiabilidad de las ciencias sociales con las que reconstruimos nuestro pasado? Porque es necesario conocerlas para entender que en el terreno de las interpretaciones se puede decir mucho sin que haya la evidencia necesaria que permita establecer que una hipótesis tiene base y sustento real. Debemos saber que muchas de las interpretaciones que se realizan en arqueología son hipótesis. Esto no es malo, en absoluto; pero debe tenerse en claro que de acuerdo al avance de las investigaciones, las interpretaciones cambian, se refinan, se mantienen, o se refuerzan.

Hay cierta tendencia en el medio académico peruano de ensalzar los llamados estudios de “género”, en otras palabras, se está enfatizando el estudio del rol de la mujer en la historia y eso es bueno. Pero, debemos tener cuidado, pues nuestro pasado es una caja de Pandora de la cual pueden surgir ideas, hechos que pueden servir para nobles propósitos o ser manipulados para sustentar ideas, que no siempre pueden ser adecuadas.

El Perú es un país machista, de eso no cabe duda, negarlo sería un desacierto monumental. Se debe trabajar para acabar con taras mentales que se hayan en varones y en mujeres en la búsqueda de un mundo donde podamos complementarnos. Pero, pretender que el pasado prehispánico fue ajeno a esto… o creer que un matriarcado del pasado pudo ser mejor que un supuesto “patriarcado” moderno es algo que merece ser analizado. Analizado en su contexto histórico y a la luz del conocimiento actual; sólo de esta manera dejaremos el academicismo vacío que tanto daño ha hecho en el Perú. Quien quiera pensar que la arqueología no es política está muy equivocado; pero, lo está aún más quien crea que quedándose en el frío cascarón del mundo académico se convierte en un ser apolítico.

A continuación veremos acerca de la posibilidad de la existencia de un culto religioso en manos de mujeres que habría existido en las zonas de los actuales distritos de Miraflores, Barranco, San Isidro, Surquillo y Chorrillos; en una zona dominada por la sociedad que actualmente conocemos con el nombre técnico de Cultura Lima, entre los años 0 y 650 dne.

La cultura Lima

Se desarrolló en la costa central del Perú, entre los valles de los ríos Chancay, Chillón, Rímac y Lurín, con cierta presencia en la sierra pero, mayormente fue una sociedad agrícola y pesquera del litoral, con fuertes contactos, u orígen, amazónico. Pertenece al periodo de los Desarrollos Regionales (0 – 650 dne) teniendo tres periodos muy diferenciados: Lima temprano con un desarrollo aldeano muy vinculado al litoral; Lima medio con gran desarrollo del arte y construcción de templos de regular tamaño decorados con una compleja iconografía de temática diversa y; finalmente, Lima tardío donde alcanzan su máximo desarrollo con enormes pirámides de adobe y tapial y un cambio en la manera de expresar sus ideas en el arte, dejando de lado las complicaciones propias del periodo anterior, se realizan obras con un marcado naturalismo. Luego de esto se asume que habrían sido conquistados por un supuesto “Imperio Wari”, esto es algo que no está del todo claro y es tema para posteriores notas.

La arquitectura monumental tuvo un desarrollo muy fuerte y se realizan obras usando técnicas sismorresistentes, los materiales favoritos fueron los adobes y el tapial. Construcciones como Huaca San Marcos, Huaca Pucllana, Cajamarquilla entre otras dan prueba de la capacidad de disposición de recursos humanos y materiales para llevar a cabo los requerimientos de esta sociedad.

La cerámica y los textiles están profusamente decorados con motivos entrelazados que algunos arqueólogos interpretan como peces y otros como serpientes; lo cierto es que es un arte difícil de entender, en muchos libros técnicos y otros de divulgación se le encuentra con un nombre en inglés que ya es famoso “interlocking”, el cual más que por tradición muchos usan por huachaferia extranjerizante. La cerámica Lima no alcanza la maestría escultórica de Moche, su vecino de la costa norte; ni la belleza y variedad pictórica de los Nazca, sus vecinos del sur. Lima es un punto medio, un nudo de caminos hasta ahora poco valorado en la arqueología “andina” que desarrolla una curiosa “venganza” contra la costa y sobre todo contra Lima al ignorar su papel de centro que ha mantenido desde tiempos prehispánicos.

Si bien existen muchos sitios arqueológicos de la cultura Lima, son pocos los que han recibido una atención detallada de investigaciones arqueológicas y menos aún las publicaciones acerca de estos resultados. Una de las pocas excepciones es el sitio arqueológico de Huaca Pucllana, ubicado en el distrito de Miraflores. Perteneciente al periodo Lima Tardío, estuvo conformado por un conjunto de pirámides escalonadas y truncas además de una extensa área baja con patios, sistemas de recintos y pasadizos. De todo un escenario que debió tener más de 20 hectáreas hoy sobreviven solo seis. Sin embargo, el empuje de la Dra. Isabel Flores Espínoza, quien desde 1981 hasta la actualidad dirige un equipo de investigación allí, ha logrado recuperar abundante información que nos sirve para plantear diversas ideas acerca del pasado limeño.


Figura 1. Area de la cultura Lima

Figura 2. Recreación de una aldea de pescadores de la Cultura Lima. (Fotografía de gráfico en el Museo de Sitio Huaca Pucllana anterior al 2016)

La evidencia de Huaca Pucllana

Huaca Pucllana posee una de las mayores colecciones de material arqueológico de la cultura Lima, asimismo, las áreas excavadas de la única pirámide que sobrevive del complejo nos ilustran acerca de como fue el manejo del espacio en su interior y las probables actividades que se realizaron allí. Pero, la mayor parte de este material procede de actividades relacionadas a la remodelación de la arquitectura, esto se realizaba cada diez o veinte años, por cada generación y se plantea que esto se debía a cambios en la élite gobernante. Las actividades que la sociedad Lima realizó en Huaca Pucllana, cada vez que remodelaban la arquitectura, son: rompimiento de vasijas con motivos marinos, realización de miles de agujeros en el piso de los patios con elementos asociados a sus actividades económicas, limpieza de espacios donde se realizaron banquetes con gran cantidad de alimentos procedentes del valle y el mar; y, finalmente, sacrificios humanos. Además de esto hay áreas de entierros de personajes de élite y elementos diversos hallados entre rellenos arquitectónicos removidos o previamente saqueados. Analizaremos cada elemento y actividad de manera breve para no aburrir al lector con información técnica demasiado detallada.

Huaca Pucllana carece de decoración figurativa en sus muros, cuando estos no tienen un acabado con el color natural de la arcilla usada en el revoque, lo que tenemos es el color amarillo. El odiado color amarillo de gestiones anteriores de la Municipalidad provincial fue un color de gran importancia en la sociedad Lima. El amarillo en el mundo andino está vinculado a la luna, esposa y hermana del sol; es un color vinculado a la feminidad que se complementa con el rojo asociado al sol y lo masculino. Pero, no sólo ello, en el mundo tradicional de los chamanes costeños el color amarillo está asociado a la enfermedad, a la muerte y a un personaje llamado Chununa, de sexo femenino, que sale de las lagunas, es de color amarillo y captura niños para llevarlos a su mundo subacuático. ¿Esto es acaso algo negativo? La muerte es sólo un tránsito a otro tipo de vida para nuestros antepasados indígenas; la enfermedad es la manifestación de un desequilibrio con las divinidades o resultado de una falta para con ellas; pues a todo esto se vincula el amarillo, un color femenino que se encuentra en los sectores altos y más importantes de Huaca Pucllana.

La mayor parte de las vasijas halladas en los contextos asociados al cambio de arquitectura poseen un elemento en común: decoración de motivos vinculados al mar como peces diversos, tiburones, lobos de mar, anguilas, etc. Es claro que el mar tiene mucha importancia. Esto, a pesar que hay un masivo consumo de productos agrícolas; pero, en el aspecto ideológico el mar era más importante. Pues el mar era una divinidad femenina, tanto para los andinos como para los costeños e incluso los amazónicos. Mamaqocha, Urpaywachak o Pocyena son los nombres con el que andinos y amazónicos se refirieron a las divinidades femeninas que ellos asociaron al mar. Urpaywachak es una diosa costeña, esposa de Pachakamak, con parentela amazónica, tiene dos hijas que poseen la habilidad de convertirse en aves guaneras y es la dueña de los peces del mar. Pocyena es la versión amazónica de ella y los indígenas yánesha ofrecen más información valiosa: su templo se halla en Lima, es la ama de los seres del mar, ocasiona enfermedades mentales a quienes no le sirven adecuadamente y tiene una corte de seres acuáticos (peces y batracios) que le sirven y rodean. Se ha planteado ya, que Huaca Pucllana sea su templo y el nombre Pucllana sea en realidad una corrupción quechua de Pocyena.


Figura 3. Recreación de rompimiento de vasijas en Huaca Pucllana.

Cuando se da el cambio de la arquitectura se realizan miles de agujeros en el piso de los patios, allí se encuentran restos de productos del mar, otros con semillas de plantas y otros con hilos, agujas y material asociado a la actividad textil. Al igual que otras sociedades de tiempos posteriores se podría plantear que los Lima estuvieron divididos de acuerdo a la actividad económica a la cual se dedicaban: pescadores, agricultores y artesanos. Aquellos quienes tenían en el mar su centro de labores tenían un lugar especial en el templo.

Como resultado de la limpieza de ambientes diversos se han descubierto numerosos restos de alimentos y la vajilla que los contenían. La interpretación realizada señala que se trata de restos de banquetes en los que miembros de la élite participaban como una manera de comprometerlos con su participación en las tareas de remodelación de la arquitectura. Entre los restos hallados hay decenas de especies de peces , moluscos, vegetales diversos, camélidos, etc. Entre los peces resalta la presencia de cuatro especies de tiburones: tiburón cobrizo, tiburón azul, tiburón diamante y tiburón blanco (actualmente desaparecido de nuestras costas), algunos ejemplares debieron llegar a cuatro metros de longitud lo cual implica técnicas avanzadas de navegación y pesca. Definitivamente, un pueblo muy vinculado al mar.

En las áreas de enterramientos de Huaca Pucllana hay depositados cuerpos de mujeres, varones y niños. Sin embargo, aparentemente todos debieron pertenecer a la sencilla élite de la sociedad Lima. Entierros de personajes femeninos aparecen con un individuo acompañante masculino que carece de ornamentos y elementos asociados; mientras que las mujeres sí. Si bien hay otros entierros de varones con sus pequeños lujos e incluso con acompañante femenina hay un detalle interesante en los cuerpos femeninos: su fuerte complexión física, su vida no fue la de cortesanas, ni de campesinas, hay un fuerte desarrollo muscular ocasionado por actividad física de otro tipo, muy probablemente la guerra o causar muertes violentas en actividades sacrificiales. Los cuerpos de varones y mujeres muestran heridas contusas, fracturas y otras afecciones que sólo pudieron ocurrir en enfrentamientos donde lanzas, palos, piedras fueron las armas usadas.

Para finalizar este acápite debemos hablar acerca de sacrificios humanos. Decenas de cuerpos, principalmente de mujeres jóvenes, se depositan entre los rellenos arquitectónicos que se usan para remodelar diversos ambientes del templo. Estas mujeres poseen diversas características: principalmente entre los 12 y 24 años, todas habían sido madres (descartese ideas europeas de virginidad y pureza), evidencia de haberse dedicado a la actividad textil, ambidextras, bien alimentadas (aparentemente de la nobleza) y una muerte muy violenta que implica apedreamiento, apaleamiento y remate con heridas de lanza de madera de chonta en el pecho y los genitales. Posterior a la muerte los cuerpos pueden sufrir diversos procesos como decapitación, desmembramiento, descarnamiento, mutilación de piernas, sometimiento al calor entre otros. Los cuerpos estuvieron expuestos el tiempo suficiente para permitir que las moscas depositen en ellos sus huevos y las larvas salgan; fueron cuidados, pues no hay evidencia que aves carroñeras se hayan cebado en ellos. Finalmente, fueron depositados entre el relleno arquitectónico en algunos casos con filetes de tiburón, envueltos en sencillas telas o desnudos. Hay que agregar que los cuerpos son depositados siempre boca abajo, con las manos tapando el rostro (incluso cuando la cabeza no se encuentre asumen dicha ubicación) y que también hay niños menores de cinco años sacrificados; en este último caso la causa de muerte es el rompimiento del cráneo. Los escasos varones sacrificados no muestran ninguna diferencia en tratamiento respecto de las mujeres… asumen un papel femenino definitivamente[1].


Figura 4. Recreación de sacrificio humano en Huaca Pucllana.

Lima: Una tierra dominada por los aspectos femeninos del cosmos

Todo lo anterior nos lleva a pensar que, desde la evidencia de Huaca Pucllana observamos una preponderancia femenina ligada a aspectos religiosos. Hablar de feminidad asociada a la religión no es bajar el nivel de la mujer, en una sociedad teocrática esto no sólo es un gran honor sino que también implica el poder político y económico. Podemos plantear la existencia del culto religioso de la divinidad femenina del mar, un culto cuyo centro se hallaba en lo que hoy conocemos como Huaca Pucllana; un clero femenino principalmente debió manejar esto con la participación de varones que asumen un papel femenino. Este sacerdocio debió contar con un personal de protección que estuvo indistintamente compuesto por varones y mujeres armados con lanzas y garrotes de madera además de hondas. El poder político debió estar limitado a la zona sur de Lima Metropolitana actual pero, la influencia religiosa fue mayor y sobrepasó el área nuclear de la cultura Lima. Manejar esto no debió ser fácil y la evidencia de conflictos violentos en los cuerpos nos dice que no siempre la diplomacia fue la solución a los problemas. No hablamos sólo de conflictos externos sino también de luchas internas por el poder. El terrible ensañamiento en los cuerpos de mujeres de élite sacrificadas puede evidenciar dos cosas: requerimientos rituales o venganza política camuflada de religiosidad. O, una mezcla de ambas posiciones: el ascenso al poder de una nueva sacerdotiza o Gran Señora pudo implicar la muerte de toda aspirante probable como una manera de garantizar estabilidad política, al menos durante un tiempo.

El mundo del aparente matriarcado Lima de Huaca Pucllana no fue algo sencillo: la inconstancia de la mar parece reflejarse en las múltiples remodelaciones de la arquitectura en el sitio. Un increíble manejo de rellenos de cantos rodados y arena, miles de metros cúbicos de tierra arcillosa usados para fabricar adobes, toneladas métricas de rellenos, agua para fabricar adobes y barro, alimentar enormes masas de personas reclutadas para participar en la reconstrucción del sitio cada vez que moría una Gran Señora, riesgosas pescas de tiburones para ceremonias donde se agasajaba a los señores de las aldeas tributarias, etc. Todo ello sin contar con la actividad usual vinculada al culto marino.

Cuando la cultura Lima se funde con ideas nuevas venidas de la sierra y costa sur se inicia el declive del culto marino. Los patios pintados de amarillo ceden su lugar a sistemas de recintos y pasadizos que parecen tener función burocrática más que religiosa. Baja la densidad de los sacrificos (realizándose sólo de niños), los restos de basura procedente de banquetes indica que estos perdieron importancia y en la cerámica se hace notorio que hay ideas nuevas en las cabezas de los artesanos. Se atribuye esto a una crisis ocasionada por la llegada del “Imperio Wari”, sin embargo fuera de lo anterior y el cambio en la manera de enterrar a los muertos no hay mayor evidencia de un imperio dominando Lima. Mas bien resulta curioso que en los entierros de élite femeninos del año 850 al 900 se encuentren figuras ligadas al estilo Lima, tiburones, olas del mar entre otros íconos que parecen sobrevivir en la mente de los artesanos y artistas, pero siempre ligados a lo femenino.

Para los tiempos del Tawantinsuyu, Huaca Pucllana estaba en ruinas, el intento de los habitantes del curacazgo de Ychsma de reconstruirlo no tuvo buen fin. Múltiples ofrendas y entierros tardíos implican que seguía siendo un lugar sagrado. Una ofrenda tardía, descubierta por la Dra. Isabel Flores en 1967, estaba compuesta en su mayoría de vasijas representando mujeres, casi mil años después de su abandono el sitio seguía siendo vinculado a los aspectos femeninos del cosmos.[2]

¿Qué implicaba la feminidad en la antigua sociedad limeña?

Lo que observamos a través de la evidencia de Huaca Pucllana es un mundo inmerso en la religión, una religión vinculada a la naturaleza que les servía de sustento definitivamente, pero interpretada a través de sus rasgos como un ser humano. Un ser a quien se debía agradar con la remodelación de su templo, con vidas humanas de los seres a los que más ama y más productivos son: mujeres. Y este proceso de sacrificio es realizado por otras mujeres, restos de mujeres de fuerte contextura física con lanzas de madera de chonta que han muerto como resultado de violencia física nos hablan de un mundo de conflicto. Esto no necesariamente quita valor a la feminidad, abre puertas a entender otras formas de manifestarse.

Nuestras ideas actuales no deben de constreñirnos a interpretar el pasado a la manera que quisiéramos. Hemos enumerado evidencia aquí y a su vez la hemos separado de nuestras interpretaciones para que el lector tenga claro que si bien podemos “especular”, “alucinar” hay un núcleo duro que es invariable. Hay cadáveres de mujeres, con determinadas características, que han muerto de manera violenta. Pretender que es un invento de arqueólogos que quieren desprestigiar al mundo andino está fuera de lugar. Pero queda la puerta abierta a pensar en mujeres castigadas, en una terrible venganza política, en un ritual religioso, el resultado de un enfrentamiento físico… Pero si tenemos que esto ocurre regularmente, que se les acompaña con restos de un animal que es representado en vasijas con valor ritual, que hay más asociaciones a lo femenino en el sitio, etc. Es aquí que uniendo las piezas del rompecabezas se puede elaborar hipótesis más o menos coherentes que nos brinden respuestas tentativas a estos hallazgos.

Lo femenino en Lima, hasta el siglo X, está ligado a seres sagrados vinculados al mar y la luna, seres del mar y perros [3] se asocian a ellos, su importancia no es secundaria y deben formar parte de una compleja familia de divinidades cuyos templos se hallan (o hallaban) en otras partes de Lima. Las mujeres ligadas a este culto tuvieron un enorme poder, la vida y la muerte estaba en sus manos; su gobierno no fue, definitivamente, un mundo de paz y amor maternal. Los íconos sagrados representan tiburones con las fauces abiertas, muestran sus dientes como manifestación de su poder, su carne es consumida en ceremonias asociadas al cambio político y de infraestructura del templo, también se les entierra junto a mujeres sacrificadas ¿acaso hay una analogía entre mujer y tiburón?

El autor recuerda cuando expuso parte de esta información en un evento del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú de Pueblo Libre. Se me criticó el presentar a la mujer como un ser violento. Se me dijo que “la mujer era amor, no muerte”, también que les parecía horrible que haya puesto fotografías de cadáveres siendo excavados… las críticas vinieron de mujeres que, tal vez aún no salían de un ideario femenino que, supuestamente, debemos dejar atrás.

Si se desea un ejemplo contemporáneo de mujer, no puedo dejar de citar a la Dra. Isabel Flores Espinoza, quien siendo madre no dejó de ser profesional y quien ha dedicado casi cuatro décadas de su vida a la investigación, conservación y puesta en valor de un sitio arqueológico abandonado. Hoy, gracias a una mujer, sabemos más del verdadero poder de nuestras antiguas mujeres limeñas.

Departamento de Estudios en Arqueología e Historia -DEAH

Pedro Vargas Nalvarte, Jefe de Departamento, Licenciado en Arqueología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Magister en Lingüística por la misma casa de estudios, investigador del Laboratorio de Paleontología de Vertebrados del Museo de Historia Natural UNMSM y de la Asociación Peruana de Arte Rupestre.

Notas

[1] El cronista Pedro Cieza de León en su “Crónica del Perú” ofrece interesantísima información acerca de varones vestidos de mujeres sirviendo en templos de la costa como “prostitutos” sagrados.

[2] Para las múltiples referencias ligadas a Huaca Pucllana revísese las publicaciones del equipo de la Dra. Isabel Flores Espinoza.

[3] El perro y el zorro están ligados a la luna de acuerdo a relatos yánesha y andinos. Además de observarlo en múltiples representaciones de la costa norte.

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