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Foto del escritorIsrael Lira

Idealismo, Realismo y Materialismo


Fuera de ser un debate ya superado, que pareciera haberle dado la victoria al Materialismo o al Realismo (dado que todo materialismo es un realismo, pero no todo realismo es materialista como en el caso de los realismos de objetos abstractos), se nos presenta aun como vigente, y hasta de cierta forma como análogo a la dicotomía izquierda-derecha en la política moderna.


Frente al materialismo y el realismo, los defensores del Idealismo han ido menguando, dando nacimiento a posturas moderadas, remitiéndonos también a la clásica divergencia entre Racionalismo y Empirismo, con la diferencia que estas últimas son teorías epistemológicas, mientras que las primeras son sistemas filosóficos que integran varios enfoques, desde el epistemológico, pasando por el ontológico, gnoseológico, etc.


En lo que va de la presente, trataremos de sistematizar brevemente la principiología básica de los mismos, para finalmente efectuar nuestras atingencias al respecto y el estado actual del debate.


Una conceptualización trasversal a estos tres sistemas filosóficos, es que todas son corrientes que intentan dar respuesta al punto de partida desde donde interpretar la realidad existencial humana, para entenderla correctamente. Para el idealismo este punto de partida reside en la conciencia y/o espíritu. Es la conciencia del sujeto la que prima a la hora de explicar tanto la esencia humana como los fenómenos de la naturaleza, y toda interpretación de la realidad estará subyugada a esta, por ende, la realidad fenoménica (materia), es relegada a un orden secundario, en tanto solo nuestra conciencia tendría existencia real, dado que solo esta es capaz de percibir el mundo material a través de diferentes percepciones y sensaciones que sistematizamos en ideas (inmateriales).


El idealismo tiene dos vertientes principales, el subjetivo (Descartes, Kant, Fichte) y el objetivo (Leibniz, Schelling, Hegel). El basamento del primero se sustenta en que solo la conciencia determina la existencia, y que la materia solo es producto de las sensaciones y las percepciones, por ende, no es posible concebir a la realidad como algo independiente de la actividad cognoscitiva del sujeto (DF, 1965:231). El segundo, ya no parte de la conciencia del sujeto, sino de una conciencia objetiva que lo trasciende plasmada bajo la forma de espíritu absoluto o razón universal, que es el cumulo de conciencias humanas caracterizadas por vivencias, ideas y cultura.


El realismo surge de la mano de Aristóteles, como respuesta al idealismo platónico (que evoluciona a las formas ya mencionadas y que tendrá en San Agustín uno de sus máximos exponentes medievales); realismo que luego es desarrollado a mayor medida por Santo Tomás. El realismo contemporáneo tiene dos vertientes, la que se aproxima al idealismo (realismo de objetos abstractos: Maritain, de Vries, Gödel), y la que se acerca en menor o mayor medida al materialismo (realismo de objetos concretos: Loveloy, Pratt, Bunge). El punto de partida del realismo reside en que los objetos externos a la conciencia del sujeto tienen una existencia independiente al mismo. La realidad material para el realismo estaría al mismo nivel que la conciencia, pero distingue a esta respecto de la primera, como dos categorías de diferentes esencias. Para el realismo de objetos abstractos, en esta diferencia reside la distinción entre la materia y lo inmaterial (objetos espirituales y abstracciones conceptuales), mientras que, para el realismo de objetos concretos, lo inmaterial solo se reduce a meras abstracciones conceptuales.


Por su parte, el materialismo es tajante en afirmar que el punto de partida reside en la Materia (todo aquello susceptible de mutabilidad), y que la conciencia esta subyugada a esta, por lo que queda relegada a un segundo orden. De que las sensaciones y las percepciones son el resultado de nuestro contacto con el mundo material y, por ende, única fuente objetiva de conocimiento real. El realismo aristotélico se enarboló como un proto-materialismo en tanto sostenía, a diferencia de Platón, que las formas o eidos para ser cognoscibles deben integrarse con la materia. Las corrientes del materialismo se pueden resumir en: mecanicista (Bacon, Hobbes, Locke), progresista (La Mettrie, Holbach, Diderot), dialéctico e histórico (Marx, Engels) y filosófico (Bueno).


Al día de hoy, el idealismo frente al realismo y al materialismo, se presenta como problemático, lo que genera muchas veces su insostenibilidad, en tanto conlleva (con los matices correspondientes) a un solipsismo, es decir, el sujeto-cognoscente como única medida posible para el conocimiento o a una absolutización de las ideas por sobre la materia.


El realismo a la fecha tiene dos fuertes baluartes, en su forma abstracta con el neotomismo, y en su forma concreta con el realismo científico bungeano (RcB). Por el lado del materialismo configurado en Diamat y con la caída del bloque soviético, este ha recibido una fuerte crítica tanto por parte del RcB, como del materialismo filosófico de Gustavo Bueno (MfGb). El RcB lo reduce a un intento de proyecto de ideología sociopolítica científica, pero que al final cayo en el dogmatismo (en el caso de los comentarios de Bunge al sistema marxista). El RcB niega el Diamat, construyendo su propia propuesta bajo el nombre de hylerrealismo, mientras que el MfGb hace una crítica constructiva de este (del Diamat), rescatando muchos de sus elementos para interpretarlos, desde su punto de vista, ya desembarazado de aquellos elementos espurios que lo dogmatizaban.


El materialismo dialéctico, caracterizado por su monismo, refuta al dualismo (mente-cuerpo), al reconocer que la materia es la causa de todo fenómeno de la naturaleza, y por ende la conciencia, como ya se comentó, estaría subordinada a la experiencia fenoménica empírica. En torno a su vigencia y ejercicio contemporáneo nos dice Xi Jinping:


«Deng Xiaoping fue extremademente ducho en la resolución de asuntos prácticos mediante la aplicación del materialismo dialéctico. Él insistió en que nosotros debemos comprender los asuntos principales de la fase primaria del socialismo y sostener el desarrollo económico como la tarea principal; en que debemos perfeccionar nuestro trabajo mediante desafíos constantes y adherirnos al criterio de las "tres favorables" (concretamente determinando si lo que nosotros hacemos es favorable al crecimiento de las fuerzas productivas en la sociedad socialista, incrementando la fuerza global del estado socialista, y alzando los niveles de vida del pueblo); y que nosotros debemos poner igual énfasis en el progreso material, cultural y ético, "cruzar el río sintiendo las piedras", y equilibrar las relaciones entre la planificación económica, el mercado, y entre el permitir a unas pocas personas prosperar primero y el asegurar que todo el mundo prospere. Jiang Zemin señaló que "sin la cosmovisón del materialismo dialéctico e histórico, uno no podría tomar una postura correcta o una actitud racional para entender las complejas cosas objetivas, ni podría entender las leyes que rigen su desarrollo". Además, Hu Jintao mencionó que "la cosmovisión y la metodología del materialismo dialéctico e histórico son los elementos teóricos más fundamentales del Marxismo". Necesitamos estudiar y entender la filosofía marxista para que podamos mejorar nuestra capacidad en la resolución de los asuntos principales en la nueva era».

Otros comentarios adicionales sobre el materialismo filosófico de Gustavo Bueno, es que surge como voluntad de superar algunos de los principios más débiles del Diamat (materialismo dialéctico) y del Histomat (materialismo histórico), al publicar Bueno en 1972 sus Ensayos materialistas, que critica el monismo del diamat, por cuanto defiende:


«...el pluralismo ontológico, pluralismo que no se reduce al reconocimiento de las diferencias entre los seres, sino a la afirmación de que entre estos hay discontinuidades irreductibles (acogiéndose al principio de discontinuidad implicado en la symploké platónica, según la cual “no todo está relacionado con todo”); y en esto se diferencia del monismo materialista tradicional que, como el monismo teológico monoteísta, defiende que “todo está relacionado con todo».

Comentarios complementarios sobre el realismo científico de Bunge, y su antagonismo con el Diamat, se reflejan en el hecho de que, respecto de la ley de la unidad y lucha de contrarios, sostenía que:


«…los físicos, que conocen estas cosas de primera mano y no por artículos de divulgación, saben que esto no es verdad. Los experimentos que exhiben propiedades cuasicorpusculares (p. ej. el efecto Compton) no son los mismos que exhiben propiedades cuasiondulatorias (p. ej. la difracción de electrones). Más aún, no pueden efectuarse al mismo tiempo; o sea, que los experimentos no testimonian la tesis dialéctica de que los micro-objetos son y no son corpusculares, son y no son ondulatorios. Adviértase que he escrito cuasicorpuscular y cuasiondulatorio porque los electrones, átomos y demás objetos cuánticos (o cuantones, como prefiero llamarlos) no son corpúsculos ni campos, sino objetos sui géneris. Tan es así, que son representados por teorías cuánticas, no clásicas. Me remito a W.Heisenberg, The Physical Principies of the Quantum Theory (University of Chicago Press, 1930) y a mi propio libro Foundations of Physics (Springer-Verlag, 1967), con la advertencia de que éstos no son manuales de divulgación».

Por nuestra parte, diremos que no somos idealistas, sin perjuicio de ello, así como los jóvenes hegelianos, nada nos impide rescatar elementos del idealismo para objetivarlos, como ya han hecho tantos otros en la historia de la filosofía, lo que nos acerca más al realismo y al materialismo en sus formas contemporáneas ya descritas, y más al realismo respecto del materialismo a la hora de plantear nuestras teorías filosóficas, sin dejar de identificar el materialismo, como un importante sistema filosófico con una riqueza teorética valiosa. Asimismo, y si algo reconocemos en todo lo mencionado, es el poder de la praxis y como esta última es la que tiene que enriquecer la teoría en una constante retroalimentación virtuosa.


Como colofón diremos que, «La Torre de Babel» de Pieter Bruegel, Vienna (1563), es una imagen que gráfica a la perfección los tres sistemas filosóficos que han apasionado al hombre a través de la historia y que le han llevado a la construcción de sistemas políticos, económicos y sociales derivados de estas estructuras teoréticas. No es difícil establecer el posicionamiento de estas tres corrientes en la pintura: la base de la torre (materialismo), el intermedio (realismo), las alturas (idealismo), desde un sentido caracterológico, o tal vez a la inversa, desde un sentido histórico de surgimiento de cada sistema filosófico. Tal vez una aproximación babélica a estos tres sistemas nos permita integrarlos en un futuro, en tanto que, de acuerdo con Gustavo Bueno, el idealismo y el materialismo no son sistemas que no permitan una integración o la existencia de puntos medios, en tanto cuentan con muchos puntos secantes. Desde un punto de vista específico, es verdad que hay cuestiones que son dicotómicas, disyuntas, pero en general hay muchos estromas comunes.


Referencias bibliográficas

ROSENTAL, M, Iudin, P. (1965). «Diccionario Filosófico». Ediciones Pueblos Unidos.

BUENO, Gustavo. «Ensayos Materialistas». Editorial Taurus. https://fgbueno.es/gbm/gb1972em.htm 

GARCÍA SIERRA, Pelayo. (2021). «Diccionario Filosófico». https://www.filosofia.org/filomat/df001.htm 

XI JINPING. «El Materialismo dialéctico es la cosmovisión y la metodología de los comunistas chinos». https://pccevillegas.com/index.php/2020/01/04/el-materialismo-dialectico-es-la-cosmovision-y-la-metodologia-de-los-comunistas-chinos/ 

BUNGE, Mario (1983). «Sobre Materialismo y Dialéctica». https://fgbueno.es/bas/pdf/bas11507.pdf 


Bibliografía

REALE, Giovanni, ANTISIERI, Dario. (1995). «Historia del Pensamiento Filosófico y Científico». Editorial Herder. TOMO I, II y III.

RUSSELL, Bertrand. (2009). «Historia de la Filosofía». Editorial RBA.

PLEJANOV, Gueorgui. (1895). «La Concepción Monista de la Historia».

BUNGE, Mario. (1997). «Epistemología: curso de actualización». Siglo Veintiuno.


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