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Fatiga política o del fracaso de la democracia liberal

  • José Francisco Conrado de Villalonga
  • hace 1 hora
  • 2 Min. de lectura
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Estamos viviendo un tiempo políticamente desagradable. Las noticias que aparecen en los medios nunca son positivas o esperanzadoras. La pelea política, la delación, la corrupción, el escandalo, el abuso, la mala o nula gestión de los que gobiernan nos indigesta el desayuno cada mañana. Se transmite la sensación de que vivimos en una cleptocracia –del griego clepto [robar], cracia [gobierno], usted mismo puede opinar sobre el significado del vocablo. Esta es una conclusión a la que se puede llegar ante los sucesivos escándalos de corrupción sobre los que leemos una crónica diaria. La ciudadanía sufre las consecuencias de una crisis... [de la seguridad ciudadana en el caso del Perú de hoy] sin precedentes, se exigen sacrificios de todas clases y al tiempo se evidencian los privilegios de los políticos, funcionarios y asesores... Todo ello va minando la confianza en el sistema democrático, ampliando el campo de la decepción y de la suspicacia en los que ejercen el poder y generalizando una sensación de fatiga política.


En la última década ha aumentado el número de increyentes en la democracia, debido al mal comportamiento de algunos represetantes políticos o por el mal resultado de su gestión, a veces, incluso inexistente. Al ciudadano le gustaría ver en sus representantes ejemplaridad en lo personal y en lo público, le gustaría que los problemas fueran resueltos con eficacia, le gustaría que los partidos se puesieran de acuerdo en alguna ocasión ante temas importantes, que la disputa no fuese la forma de comunicarse entre ellos, en definitiva que se resuelvan las dificultades existentes. La democracia es un sistema político frágil, debe de cuidarse, implica esfuerzo, honestidad, inteligencia, seriedad. Hay que prestigiar las instituciones de gobierno y obtener resultados para que el elector pueda percibir en su utilidad, de lo contrario qué se puede esperar.


Cuando el ciudadano lo pasa mal desearía que sus representantes en los parlamentos, gobiernos y ayuntamientos, etc... se solidaricen en sus desgracias, le sigan en sus sacrificios. Vivimos unos momentos difíciles para todos y para todos que quiere decir que no deben caber excepciones. [...] En épocas críticas es necesario inteligencia y acierto, de lo contrario el convencimiento en la esterilidad del sistema está asegurada. Sería una ilusión pueril creer que la democracia es irreversible.

...la falta de sintonía entre estos organismos políticos evanescentes que son los partidos políticos y el ciudadano es cada día más profunda. Los votantes se sienten extraños a los cauces por los que discurre el funcionamiento de la democracia...


Nota CEC: Extracto del artículo del columnista español José Francisco Conrado de Villalonga pensado en el contexto de España [Diario de Mallorca, 20.02.2011] pero que bien podría aplicarse al Perú de hoy, por lo que algunas de las precisiones en corchetes pretenden contextualizarlo a nuestra realidad. El fracaso de la democracia liberal y la necesidad de la renovación de los vínculos representativos, augurando así una nueva democracia nacionalista que sente las bases de una reforma integral de las estructuras políticas para el renacimiento nacional.

 
 
 

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