Entrevista ofrecida por nuestro Director Adjunto Israel Lira al Movimiento Nova Resistência - Brasil en torno al desarrollo de una Cuarta Teoría Política Peruana, la labor del Centro de Estudios Crisolistas y el activismo del Colectivo de Jóvenes por la Segunda República (ahora Junta Nacionalista del Perú):
La Cuarta Teoría Política es un proyecto multimodal, multidimensional y dinámico, cuya aplicación diferirá de país a país, de continente a continente, de civilización en civilización. Su punto fundamental, sin embargo, es el elemento identitario, base fundacional en la construcción orgánica de un determinado Pueblo (Narod) y, por consiguiente, fuerza motriz básica a partir de la cual este mismo Pueblo podrá autodeterminarse.
América Latina, o Latinoamérica, es un terreno históricamente atravesado por una serie de fuerzas. Y si es verdad que ella conquistó su independencia política frente a los antiguos poderes coloniales, está fuera de disputa que, como asevera el profesor Alexandr Dugin en su obra “El Logos de Ariel”, lo que sucedió en nuestro continente fue una verdadera re-colonización, en la medida que salimos del arco de influencia de las potencias europeas, para ir directo al rayo de influencia del dominio anglosajón, a partir de lo que se puede hablar de un neocolonialismo (en el dominio económico) y, más tarde, de un Tercer Colonialismo dominio (cultural y espiritual).
Esta clave interpretativa nos lleva directamente a la necesidad de una Cuarta Teoría Política en nuestra civilización latinoamericana, es decir, a una evaluación concreta de las posibilidades identitarias subyacentes a nuestro modo de ser como vía de autodeterminación política. Y es sobre eso que nosotros, los de Nova Resistencia, conversamos con nuestro camarada peruano Israel Lira, del Centro de Estudios Crisolistas y del Colectivo Jóvenes por la Segunda República, dos importantes iniciativas continentales en el campo de la Cuarta Teoría Política, creadas como alternativas a la política dominante (fundamentada en el error y la inautenticidad).
1) Primero, hable un poco sobre las iniciativas del Centro de Estudios Crisolistas y sobre el Movimiento Segunda República: ¿de qué se tratan? ¿Cuál es su razón de ser política en Perú?
Como se mencionó brevemente en una entrevista brindada a Panamericana Televisión el 12 de diciembre de 2017. Para explicar la trascendencia política del Movimiento Segunda República y en ello del Colectivo de Jóvenes por la Segunda República del cual surge la iniciativa, primero deberemos comentar brevemente la labor que realiza el Centro de Estudios Crisolistas (en adelante CEC).
El CEC, fue fundado como un centro de investigación en ciencias sociales el 06 de marzo del año pasado, conformado por profesionales y académicos en las áreas de la politología, la filosofía, la economía, la arqueología, la historia y la geopolítica. A través de las diversas investigaciones en dichas áreas, se tiene como principal misión la de contribuir a una nueva visión sobre la política, al fortalecimiento de una auténtica visión sobre la democracia, y al reconocimiento de una real identidad y factor unitario del Perú.
El CEC, surge ante un escenario particular en el Perú que se configura como el total alejamiento de los científicos sociales de los proyectos políticos y las reformas sociales. Lo que ha generado que los partidos políticos, al no contar con una base teórica, sean presas de intereses sectarios particulares y de lobbies económicos. A la fecha los partidos políticos de mayor aceptación popular, se encuentran plenamente desideologizados, ya no contamos con partidos políticos en sí, sino con empresas políticas, ello precisamente, muy en concordia con la visión posliberal reinante y vigente. El CEC surge así como una organización sin fines de lucro, que tiene el animo de revertir dicha situación, y de procurar el retorno de los científicos sociales a la palestra política.
Es dentro del escenario mencionado, que en torno al CEC, comienzan a aunarse colectivos de jóvenes universitarios y profesionales, ciudadanos de todo tipo, interesados en el trabajo de investigación que se viene llevando a cabo, y bajo la interrogante que si de la producción teorética efectuada, se sentarán las bases de una propuesta política manifestada como Partido y/o Movimiento. Ante nuestra respuesta negativa, en tanto ello excede los fines propios del CEC como entidad académica, estas diversas personas tomaron la iniciativa de crear, a mediados del año pasado, primero, un Grupo de Simpatizantes del CEC, que luego se convertiría en el hoy Colectivo de Jóvenes por la Segunda República, del cual surge la iniciativa de transformarse en un corto plazo en el Movimiento por la Segunda República, que a saber tendría dos objetivos claros: «la refundación de la República y la construcción de un auténtico Estado Nacional».
Actualmente, dicho colectivo esta hermanado con el CEC, siendo que algunos investigadores, forman parte de la plana dirigente del mismo. El Colectivo de Jóvenes por la Segunda República sirve por ello como plataforma de actividades conjuntas en donde las investigaciones tienen la necesaria retroalimentación para la construcción de este proyecto político bajo el nombre de Movimiento Segunda República, que significa, para todos los jóvenes que somos parte de este movimiento, una esperanza de renacimiento sociopolítico, ante el fracaso de todas las teorías políticas que han intentado mostrarse como alternativas a un liberalismo enquistado, que dada su visión economicista, a facilitado el camino a los ya ampliamente conocidos negociados, de los cuales el más escandaloso es el de ODEBRECHT.
2) ¿Qué es el Crisolismo?
Dentro del contexto mencionado, es que el CEC, y particularmente, el Departamento de Estudios en Filosofía y Política (en adelante DEFP), ve la necesidad histórica de una renovación ideológica, en tanto que ninguna teoría política peruana ya significaba una propuesta auténtica de cambio, bien por su falta de actualización al contexto contemporáneo, o por el involucramiento de sus líderes en una corrupción endémica del sistema político. Es en función a las investigaciones del DEFP que se comienza a construir una nueva teoría política alternativa, bajo el nombre de Crisolismo.
El Crisolismo, desde un punto de vista praxeológico, se configura así como una propuesta de Cuarta Teoría Política Peruana, como imperativo deseo de la sociedad peruana por procurar un estadio mejor al actual, cuyo sustento teorético pivota sobre la acción conjunta de las categorías de nacionalismo y democracia. Estas dos categorías estudiadas bajo el enfoque crisolista se renuevan, para verse purificadas de las teorías políticas a las cuales se les ha vinculado históricamente (conservadurismo, comunismo, fascismo).
El Crisolismo desde un punto de vista semántico, es un neologismo, que hace alusión al Perú mismo como un espacio en donde confluyen diversas etnias, razas, cosmovisiones, etc, todas aportando desde un sentido intercultural a la idea de peruanidad (cultura, espiritualidad, tradiciones, costumbres, etc.), entendiendo a esta última, en aplicación de la ontología de Heidegger, como el dasein peruano.
Desde un punto de vista epistemológico, el Crisolismo, es lo que en líneas del pensamiento bungiano sería una ideología sociopolítica científica. El proyecto bungiano encuentra en el Perú aceptación en el sentido que la praxis política peruana se guía mucho bajo la figura de apotegmas, sistemas de creencias y declaraciones de objetivos, sin mayor sustento empírico, siendo precisamente que el común denominador peruano, se encuentra hastiado de esta política de promesas sin sustento.
El proyecto de ideología sociopolítica científica, exige que cualquier propuesta política este apoyada por trabajos de campo o estudios previos, que aseguren una mayor predictibilidad de los programas políticos, es decir, la política ya no es solo una promesa de cambio, sino una acción ejemplar mínima. Es la inmediata implementación de propuestas políticas en tiempo real, y en pequeños escenarios, como ejemplificación de los beneficios que dichas políticas podrían traer de implementarse a una escala mayor.
3) ¿Cuál es la relevancia del proyecto de una Cuarta Teoría Política para la realidad del Perú y de toda nuestra civilización Latinoamericana?
El Crisolismo como tal es una propuesta en construcción, conforme avanzan las investigaciones del DEFP.
Para el Perú, el Crisolismo significa una esperanza de modernidad alternativa, ante el fracaso de las visiones conservadoras, comunistas y fascistas de hacerle frente a la visión hegemónica neoliberal.
Actualmente, el ciudadano de a pie se encuentra ante una encrucijada, puesto que ante la experiencia internacional de las potencias liberales norteamericana, inglesa y europea y sus ejemplos de desarrollo, la sociedad peruana y latinoamericana en general, deseosa de ese mismo nivel de progreso, a su vez se encuentra hastiada de la esencia economicista de dicha propuesta (desarraigada de las identidades, los valores cívicos y la valoración cultural en palabras de Alain De Benoist), que al no terminar de identificarse con la idiosincrasia latinoamericana, frente a una ética protestante de las naciones anglosajonas, ha generado que la propuesta neoliberal latinoamericana se caracterice por confundir desarrollo social con crecimiento económico, como resultado de ello, vemos políticas sustentadas en el PBI, pero no en la real mejora de la calidad de vida y el bienestar social.
Esta esencia economicista denotada, ha tornado la política latinoamericana en empresa económica, con las ya conocidas consecuencias en torno a la corrupción. Por lo que a la fecha no se concibe otra modernidad mejor que no sea otra enmarcada en el sueño neoliberal, viéndose a la corrupción como un mal menor inevitable para el tan anhelado progreso. Sin perjuicio de ello, casos como el de los BRICS, están dando ejemplos de modernidades alternativas a la visión del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. El Crisolismo pretende enmarcarse dentro de estas experiencias y mostrar a la sociedad peruana que sí se puede encontrar el desarrollo y el progreso social fuera de las visiones generalmente aceptadas, y que cada nación debe crear su propia modernidad bajo sus propios esquemas y contexto, tal como es el caso de los ya mencionados BRICS así como de naciones como Singapur o la misma Corea del Norte, que si bien y bajo una vista general, pareciese no gozar, en términos comparativos, del éxito económico de las otras naciones mencionadas (ello ligado a diversos factores que Alejandro Cao de Benos precisa que son culturales en una entrevista brindada a RT el 18.03.2013), es también un caso de transmodernidad.
Por otro lado, el Crisolismo, como modernidad alternativa es también una propuesta de finiquito de un proyecto identitario, inacabado, iniciado y planteado con la disolución del Virreinato del Perú y la instauración de repúblicas independientes, pero nunca concluido en toda su esencia. El Crisolismo considera que la base de la integración latinoamericana ha de comenzar primero por una cabal compresión de la esencia identitaria, lo que devendrá en una integración interna, nacional, base mínima sin la cual una integración mayor no puede manifestarse a nivel de toda Latinoamérica.
Esta comprensión identitaria, va por el hecho que, en el caso del Perú, como de Latinoamérica en general, nuestra identidad es consecuencia de un sincretismo cultural, compuesto por las tradiciones hispánicas/ europeas y las tradiciones indígenas, amazónicas y africanas, con mayor proporción en unas u otras dependiendo de cada contexto.
Es por ello que filósofos como Alberto Buela Lamas (entrevista del 09.06.2017, Disenso No. 03-TLV1), hablan de una Indoiberoamérica como concepto más preciso que el de Iberoamérica, y este a su vez que el de Latinoamérica.
Bajo la correcta compresión de dicho escenario identitario, se puede trabajar en una identidad mayor, ya que muchas naciones son presas de una alienación que devino en el ya conocido debate y dicotomía Hispanismo-Indigenismo. Las naciones de Latinoamérica deben tender a una visión sintética. En el caso del Perú, se opta por el Peruanismo que es precisamente la síntesis entre dichas visiones aparentemente contrarias, cuyo conflicto palpable se vio en una lucha encarnizada entre el campo y la ciudad en el periodo 1980-1990. Caso pacífico, comparado con el anterior, pero similar en esencia, es el referéndum boliviano de 2008, siendo que Santa Cruz es uno de los Departamentos de Bolivia con mayor presencia de cultura hispánica.
No importa si hablamos de una colombianeidad cuando sabemos que ella se identifica casi en su totalidad con una visión hispanista, o de una bolivianeidad cuando sabemos que la visión indigenista es la mayoritaria, lo importante es reconocer el sincretismo y estas categorías semánticas coadyuvan a su visibilización, que es la base para concebir la identidad mayor de toda Latinoamérica.
4) Hable un poco sobre la necesidad de una integración amplia y de alto nivel entre los países de nuestra civilización Latinoamericana para hacer frente a los intentos sionistas e imperialistas en nuestro continente.
En la misma línea de argumentación, habiendo comprendido la identidad menor de cada nación de Latinoamérica, base de la identidad mayor, se podrá lograr una real integración de los pueblos de nuestra américa, que a la fecha, y producto de esa visión economicista, solo es de carácter económico y/o administrativo. CAN, MERCOSUR, UNASUR, etc.
Sin integración cultural, identitaria, no puede haber integración real. Clara muestra de ello es el histórico acercamiento de Chile a los intereses anglosajones y sionistas, desde la Guerra del Pacífico hasta el conflicto de las Islas Malvinas, ello es porque Chile nunca se ha sentido parte de Latinoamérica. Como bien diría la poetisa chilena Isabel Allende al respecto: "El chileno tiene un complejo de hace mucho tiempo, racialmente quiere ser argentino y culturalmente peruano".
Esta integración real, podría plasmarse en un futuro, en una necesaria Confederación Libre de Naciones Latinoamericanas y el surgimiento de un solo bloque geopolítico, para la real y auténtica defensa de los intereses, aspiraciones y soberanía de los pueblos de Latinoamérica frente a los embates de los imperialismos, harto conocidos, mencionando ejemplos concretos, como la enorme presencia de bases militares norteamericanas a lo largo y ancho del continente suramericano (como recuerdos vividos del Plan Cóndor, la Escuela de las Américas y la Doctrina de Seguridad Nacional durante la Guerra Fría), y la intermitente presencia de militares israelíes en la Patagonia Argentina y Chilena.
Frente al Imperialismo de las talasocracias o poderes marítimos, cuyo único objetivo es la apertura de rutas comerciales y de control económico, las naciones de Latinoamérica, deben contraponer la idea de Imperio o Imperialidad, de sus sociedades ancestrales, que es la difusión de cultura, espiritualidad y civilización.
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