–El filósofo italiano (ensayista y profesor de historia de la filosofía en el IASSP -Instituti Alti Studi Strategici e Politici de Milán) se ha convertido en una de las voces más heterodoxas del pensamiento europeo al conjugar ideas marxistas con valores de derecha más tradicional. Pero el centro de sus iras son los partidos tradicionales, a los que ha bautizado como ´izquierda fucsia´ y ´derecha azulita´ por haberse ´vendido´ a los postulados del liberalismo global. «Ambas comparten la misma visión del mundo, del mercado y del imperialismo estadounidense», dice Fusaro, que defiende la salida de Italia de la UE y tacha a Zelenski de ´marioneta´ de la OTAN en su guerra contra Vladimir Putin.
«¿Cuánto falta para la cima? Tú sube y no pienses» Diego Fusaro (Turín, 1983) utiliza esta cita de Nietzsche para despedirse en sus emails. Unas palabras que, en realidad, resumen a la perfección su propia trayectoria intelectual e ideológica: el filósofo se atreve a arremeter sin paliativos contra las corrientes dominantes tanto de la derecha como la izquierda, a las que acusa de traicionar sus idearios originales y de estar vendidas al capital y al neoliberalismo. Y eso, como era de esperar, le vale críticas feroces por parte de las dos posiciones.
Pero Fusaro persevera en sus acusaciones, sigue escalando en sus denuncias sin pensar en nada más, como propone Nietzsche. «Lo esencial es permanecer fiel a tu propósito», dice la cita de Hegel que abre su página web. El credo político de este pensador inclasificable, que se autodefine como «alumno independiente de Hegel, Marx y Gramsci», parte de una idea sencilla: que la dicotomía entre izquierda y derecha ya no existe dado que ambas aceptan sin rechistar los dictámenes del capitalismo absoluto. Ante esa situación, propone crear una nueva corriente que conjugue las ideas de la izquierda marxista con los valores de la derecha más tradicional. Su objetivo: defender a una nueva plebe que incluye a la clase media, precarizada y pauperizada, de una «aristocracia financiera» a la que tacha de «apátrida, antiproletaria y antiburguesa».
Defensor acérrimo de la soberanía nacional y del concepto de patria, Fusaro apoya la salida de Italia de la Unión Europea y de la OTAN mientras arremete contra el imperialismo de EEUU y el capitalismo global. Parte de su doctrina en política internacional se concentra en su nuevo libro Katechon (Letras Inquietas), en el que acusa a la OTAN de acosar a China y a Rusia con la complicidad de la izquierda.
Ya antes, en Todavía Marx. El espectro que retorna (El Viejo Topo), afirmó que la lucha de clases sobre la que teorizó el autor de El Capital aún existe y que la están ganando los dominadores sin encontrar resistencia alguna. Ni por parte de la izquierda fucsia ni de la derecha azulita, como las califica con indisimulado desdén.
Pregunta. Hermanos de Italia, el partido que lidera Giorgia Meloni, ha sido el gran vencedor en las recientes elecciones italianas. ¿Qué supone para Italia?
Respuesta. Sustancialmente no cambiará mucho. Meloni lidera un partido neoliberal y atlantista que no tiene nada que ver con el fascismo, aunque se le acuse de ello. Es verdad que tuvo su origen en el neofascismo italiano, pero ya no lo es, igual que la izquierda hoy es neoliberal y ya no tiene nada de comunista. La derecha de Meloni está dispuesta a hacer todo lo que le pida la UE. Así que no cambiará nada, excepto que la derecha gestionará la enorme crisis de Italia y Europa, que tiene muchos motivos: desde los dos años de pandemia hasta las sanciones contra Rusia.
P. Es cierto que, en las democracias liberales occidentales, la izquierda y la derecha no cuestionan el libre mercado. Sin embargo, estará conmigo en que son muy diferentes, sobre todo en asuntos como el soberanismo o los derechos civiles…
R. Mi tesis es que el neoliberalismo es un águila con dos alas: el ala azulita de la derecha del dinero y el ala fucsia de la izquierda. Ambas escenifican una contraposición sobre el matrimonio gay, sobre los derechos de la bandera arcoíris, sobre los viejos derechos civiles... Pero, respecto a la sustancia económica y geopolítica, ambas comparten la misma visión del mundo, del mercado y del imperialismo estadounidense.
P. ¿Y el soberanismo?
R. Tampoco hay muchas diferencias entre ambos. La izquierda, desde los años 90, está contra la soberanía nacional y a favor de la UE y la globalización. La derecha, en cambio, dice que está a favor de la soberanía nacional, pero luego no la defiende para nada y, por ejemplo, acepta plenamente la presencia de 115 bases militares estadounidenses en Italia. Además, la derecha italiana ya no quiere salir de la eurozona, así que paradójicamente la izquierda es más coherente: está contra la soberanía nacional, mientras que la derecha la apoya, pero sólo de palabra. Su soberanismo es de cartón, de papel maché.
P. Francesco Lollobrigida, portavoz parlamentario de Hermanos de Italia, ya ha dejado caer que podrían impulsar una revisión de la Constitución italiana para eliminar el principio que hace primar el derecho de la UE sobre el nacional…
R. Son declaraciones de cara a la galería, para su propio electorado, pero no harán nada. Es más: estarán muy atentos a respetar a la UE y a la OTAN porque, si no lo hacen, les acusarán de ser los típicos populistas soberanistas… Es verdad que en Hermanos de Italia hay componentes más extremos, pero también hay neoliberales clásicos. El fundador del partido, Guido Crosetto, tiene a sus espaldas una tradición exquisitamente liberal, desde luego no comunista o fascista.
P. Uno de los eslóganes de Meloni durante la campaña ha sido ‘Dios, patria y familia’, un lema fascista...
R. Es verdad que el fascismo ha empleado esa retórica, pero dios, patria y familia no son en sí mismos conceptos fascistas. Si utiliza y explota a los migrantes para abaratar la mano de obra.
P. ¿Cree que Meloni puede hacer grandes cambios en política de inmigración y derechos civiles?
R. Seguramente se lo jugará todo a esa carta porque en lo económico no tocará ni una coma a la relación con el poder capitalista. Respecto al atlantismo, Meloni ya se ha intercambiado felicitaciones con Zelenski, así que apoya totalmente la guerra imperialista de EEUU, que usa al presidente ucraniano como su propio títere. Lo que intentarán Meloni y los suyos será lanzar un poco de humo en los ojos de sus votantes. En los últimos días ha desatado una polémica sobre el sexo de Peppa Pig: si es hombre, mujer, homosexual o trisexual... Meloni y los suyos se centrarán en ese tipo de temas irrelevantes porque no tiene la fuerza para afrontar los problemas sociales y económicos que sufre Italia.
P. La victoria de Meloni ha desatado los miedos en Europa. ¿Por qué?
R. Yo preferiría volver a los tiempos de las ideologías políticas fuertes. Por un lado, una izquierda comunista y radical que defienda a los trabajadores y luche contra el imperialismo americano, con la que yo me identificaría plenamente. Y, enfrente, una derecha radical que tenga una visión propia del mundo y que no vaya siempre acompañada del adjetivo neoliberal. Eran infinitamente más respetables personas como Palmiro Togliatti, secretario general del Partido Comunista Italiano durante casi 37 años, o Giorgio Almirante, fundador del partido fascista Movimiento Social Italiano, que los políticos de ahora, todos neoliberales, ya sean de derechas y de izquierdas.
P. ¿Usted se considera marxista?
R. Yo me considero un alumno independiente de Hegel, de Marx y de Gramsci. Justo por eso estoy en contra de la izquierda fucsia que ha sustituido a Marx y Gramsci por el arcoíris y con esos caprichos de consumo que en que no pasen por la voluntad de Washington o Bruselas. Queríamos usar la idea de soberanía como base de una socialdemocracia fuerte, no dependiente, o no demasiado dependiente, de la globalización. Porque, como decía Togliatti, la globalización es el reino de las finanzas y de los banqueros. Debemos comenzar retomando la patria. «Patria o muerte», como decía Che Guevara.
P. Usted apoya la salida de la UE, En un mundo como el de hoy, ¿Se puede ir por libre?
R. Entre los valores considerados de derecha están la familia, la identidad y la defensa de las tradiciones, mientras que las ideas de izquierda serían el trabajo, el anticapitalismo o la comunidad. Mi idea era la de superar la dicotomía entre derecha e izquierda, pues ambas representan a los de arriba, mientras que ahora el conflicto es entre los de arriba y los de abajo. Por eso es necesario un partido de los de abajo: la clase media y trabajadora. En todo Occidente asistimos a una lucha de clases dentro de la propia clase baja, por la cual ésta se divide entre hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, inmigrantes y autóctonos, blancos y negros... Sin entender que el enemigo es el que está en lo alto, no junto a nosotros.
P. Suena a lo que hicieron Mussolini y Franco: protección del trabajo por un lado y por el otro, dios, patria y familia.
R. Franco fue muy próximo a Washington, así que no lo considero un verdadero patriota. Además, ni Franco ni Mussolini eran demócratas, mientras que nosotros consideramos irrenunciable la democracia como expresión de la soberanía del pueblo. Por no hablar de que Mussolini suscribió las leyes raciales, fue aliado de Adolf Hitler y llevó a su patria a la ruina.
P. Usted colaboró con una revista neofacista, ‘Primato Nazionale’...
R. Yo colaboro con quien sea, para mí se trata de trabajo. Escribo en Il Fatto Quotidiano, he colaborado con La Stampa y con otras muchas revistas y diarios sin preguntarme si son de derechas, centro o izquierda.
P. Salvini y Berlusconi son próximos a Putin. ¿Afectará eso a la posición de Italia ante la guerra en Ucrania?
R. Ambos eran próximos a Putin, pero ahora se han acercado a Washington, como Giorgia Meloni, quien antes mostraba simpatía por Rusia y ahora reniega de ella. Ese es uno de los motivos por los que les crítico.
P. ¿Qué piensa entonces de la guerra?
R. Es el resultado de las políticas expansionistas del imperialismo de la OTAN, que se ha acercado cada vez más a Rusia. Ante ese juego de fuerza, Putin se ha visto obligado a intervenir para evitar el siguiente paso: el ingreso de Ucrania en la OTAN y los misiles americanos apuntando directamente al Kremlin. Yo condeno esta guerra, pero, a diferencia de Meloni y de toda la izquierda, estoy a favor de la paz, de parar el envío de armas y de levantar las sanciones a Rusia. Se dice que los agredidos siempre tienen razón, pero los que verdaderamente han sido agredidos son los rusos, que desde los 90 están siendo eliminados de su territorio por Washington y su imperialismo.
P. Le acusan de ser antivacunas....
R. Yo estoy a favor de la libertad y de que cada uno decida qué hace con su propio cuerpo. No sé si la vacuna disminuye los riesgos, si nos da la vida eterna... Pero tengo claro que no se pueden quitar derechos fundamentales, como el derecho al trabajo a quien no se vacuna. Incluso si admitimos que la vacuna es lo mejor del mundo, quitar derechos es un error.
P. ¿Usted se ha vacunado?
R. Es una pregunta muy personal a la que prefiero no responder.
Fuente: El Mundo.
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